miércoles, 13 de mayo de 2009

LA IMPORTANCIA DE LAS PREGUNTAS



No recuerdo dónde leí el cuento ni quién lo relataba, pero siempre que surge el tema de las preguntas en filosofía lo traigo a la memoria.
Dos hombres navegaban plácidamente en globo cuando una ráfaga de viento los desvió de su rumbo. Rápidamente se vieron rodeados de unas nubes bajas que impedían ver el territorio que sobrevolaban. Una vez que el ahora viento favorable disipó las nubes, pudieron observar cómo se encontraban a escasos metros del suelo, sobre un hermoso prado en el que se divisaba a un hombre que, sentado en una piedra, fumaba tranquilamente una pipa. Desde el globo los navegantes le preguntaron:
- Por favor, señor, ¿dónde estamos?
El fumador alzó la vista sin sorprenderse, dio un par de caladas, echó el humo y respondió:
- En un globo.
Los dos hombres se miraron extrañados. Uno de ellos apuntó:
- Evidentemente, hemos ido a dar con un filósofo.
- ¿Cómo puedes saber eso –le interpeló el compañero.
- Es fácil. En primer lugar, este paisano se ha pensado mucho la respuesta; en segundo lugar, lo que nos ha dicho es rigurosamente cierto; y, por último, lo que nos ha dicho no nos sirve para nada.

Estaba claro que la falta de comunicación provenía de dos fuentes: una era la interpretación que los del globo hacían de la profesión del hombre del prado (forzando, forzando, piensen qué otras profesiones podrían cuadrar con esas premisas). Pero la más importante tenía que ver con la pregunta. ¿Estaba correctamente formulada?

Cuando llevamos a cabo las sesiones de Filosofía para Niños, la pregunta es el núcleo central de la actividad. Los filósofos han ido encontrando respuestas varias para las mismas cuestiones, pero, en realidad lo que permaneció siempre fue la manera de acercarse a ellas: preguntar.

P.D.: Adivinar qué profesión tienen los navegantes anteriores. [Me la juego: yo que digo que eran psicometristas]

1 comentario:

Pepe Luis dijo...

Por supuesto son ojeadores del Madrid.
Un abrazo.