

Pinta la educación don José Ignacio
copiando como en Borja un Ecce Homo,
saliéndole a su gusto solo un cromo,
que ofrece con razón de cartapacio.
A borrones y brochas no es reacio,
su oficio ministril lo creó Momo,
de míster Bean ejerce con aplomo,
peleando el currículo en pancracio.
No le quitan el sueño las sentencias,
y de afán pedagógico presume
sin advertir que engendra mamarrachos.
Así va descubriendo sus esencias,
que su gestión de meses se resume
¡en separar muchachas y muchachos!